
Al frente de un sector que factura más de 370 millones, el clúster Bioga desarrollará con la Xunta la Estrategia para el próximo lustro.
Conformada por las tres universidades gallegas y por 107 empresas que, en su conjunto, facturan más de 370 millones de euros y están inmersas en un crecimiento constante, la biotecnología gallega ha cobrado un creciente protagonismo durante la crisis sanitaria, abriéndose paso en la carrera para desarrollar vacunas e incluso pruebas diagnósticas. Según el último informe de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), Galicia fue en 2019 la segunda comunidad, empatada con País Vasco, en la que más compañías biotech se crearon, solo por detrás de Cataluña, el principal polo de España en este campo.
Entre los nuevos miembros del ecosistema autonómico figura Zinereo Pharma, del grupo porriñés Zendal, centrada en proporcionar servicios para el desarrollo y producción de medicamentos y probióticos. Desde la isla viguesa de Toralla, Hydrosphere es una firma creada por investigadores de la UVigo que evalúa el estado ecológico de las aguas, asesorando a firmas de acuicultura y participando en estudios sobre el cambio climático, entre otras tareas. El año pasado también iniciaron su actividad en Pontevedra Biorepositorio Iberia —especializada en la custodia y gestión de muestras biológicas a baja temperatura— e Hifas Veterinary, la división de Hifas da Terra que elabora complementos alimenticios y productos farmacéuticos para el ganado y mascotas a partir de hongos.
Sostén de más de 1.700 empleos de alta cualificación y con una expansión anual del 10%, el sector prepara su Estrategia de Consolidación para 2021-2025, un proceso que pilotan el Clúster Tecnolóxico Empresarial das Ciencias da Vida (Bioga) y la Axencia Galega de Innovación (Gain), y en el que participarán todos los agentes. La meta es «posicionar a Galicia como un actor clave en el panorama internacional» poniendo negro sobre blanco las fortalezas del sector para que luego la Xunta trace las medidas de apoyo a activar. Así lo explica Loli Pereiro, la gerente de Bioga, que incide en que la biotecnología «es una herramienta profundamente transversal en sus aplicaciones y clave para la modernización de sectores más tradicionales, como el agroalimentario o la pesca».
La bioeconomía, el aprovechamiento de los recursos naturales, la economía circular, la alimentación funcional, la acuicultura y recursos marinos, la medicina personalizada, la cosmética y el descubrimiento de fármacos son algunos de los campos que más prometen. Pero la estrategia que guiará los próximos cinco años también otorgará «una consideración especial» a la identificación de soluciones biotecnológicas para encarar crisis sanitarias como la actual. Ante una pandemia que ha puesto de relieve la importancia de la investigación sanitaria, su traslación al mercado y el impacto de los recortes en la inversión pública, en Galicia han germinado iniciativas en el ámbito académico y empresarial. Así, el equipo que dirige José Manuel Martínez-Costas en el Centro Singular de Investigación en Química Biolóxica e Materiais Moleculares de la USC (CiQUS) ha conseguido financiación de la Comisión Europea para abordar la prueba en animales de una vacuna desarrollada en base a una nueva metodología patentada por la universidad compostelana que permite resultados en márgenes de tiempo reducidos y a bajo coste.
El grupo de María José Alonso en el Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (Cimus) de la USC trabaja en otra vacuna contra el Covid-19 basada en el ARNm y que sea capaz de inducir una respuesta inmunitaria de larga duración frente a la enfermedad. A esta línea se suma el proyecto que encabeza Javier Montenegro, también en la USC, y que ha obtenido fondos del Instituto de Salud Carlos III para desarrollar un vector que permita transportar material genético al interior de una célula, con potencial en aplicación de vacunas futuras. «Esto pone de manifiesto la importancia de que se continúe apoyando la inversión en I+D+i y la biotecnología como un sector estratégico, con una gran capacidad transformadora en diferentes sectores y que ayudará a resolver los futuros retos ambientales, socioeconómicos y sanitarios», señala Pereiro. La gerente de Bioga añade que también resulta vital contar con una industria auxiliar preparada para suministrar equipos de protección individual y material de laboratorio para que la actividad de las biotech no tenga que parar.
Soluciones empresariales
Desde verificar mascarillas hasta desarrollar kits de detección. Grupo AMSlab (Lugo)
Sus filiales Xenotechs y Cifga han desarrollado dos kits basados en análisis genéticos para diagnosticar el Covid-19. Uno es para uso en laboratorio y el otro, para residencias y Atención Primaria. AMSbiopharma, de su lado, explora el uso de la proteómica para el seguimiento del tratamiento de pacientes. Por su parte, AMSlab creó un servicio de análisis para el textil para verificar que los tejidos de mascarillas higiénicas cumplen con la norma UNE.
Biofabri estudia si la vacuna de la tuberculosis frena el Covid-19. Grupo Zendal (O Porriño)
Zendal, bajo cuyo paraguas se agrupan CZ Vaccines, Biofabri, Petia, Vetia, Probisearch, Bialactis y Zinereo Pharma, es uno de los mayores exponentes de la biotecnología gallega. La filial Biofabri ha recibido financiación del Instituto Carlos III para desarrollar una investigación destinada a comprobar si la vacuna que están desarrollando con la Universidad de Zaragoza contra la tuberculosis podría inducir inmunidad inespecífica contra el coronavirus.
El laboratorio privado gallego capaz de procesar 3.000 PCR al día. ICM (Lugo)
Anclado en As Gándaras, el Instituto de Estudios Celulares y Moleculares (ICM) es el único laboratorio privado de Galicia que cuenta con validación del Instituto de Salud Carlos III para la realización de pruebas PCR para detectar el Covid-19. Acaba de invertir 1 millón de euros en dotarse de equipamiento de vanguardia. Fundado en 1997, ICM fue el primer laboratorio de genética de España. Actualmente, tiene capacidad para procesar 3.000 PCR al día.
Verónica Núñez, El Progreso, 21/06/2020.