La compañía de prótesis e implantes veterinarios, que ya exporta a distintos mercados internacionales, prevé pasar de 1,5 millones a 10 de facturación y de 30 a 200 empleados en 10 años gracias a sus nuevas instalaciones de Salvaterra (Pontevedra)

Dos ingenieros, una idea clara y muchas ganas de llegar lejos. En mayo de 2013, los ingenieros Bibiana Rodiño y Antón Rodríguez creyeron que era el momento adecuado para iniciar su andadura empresarial. Nació así la empresa dedicada al diseño, fabricación y suministro de implantes y prótesis desarrollados específicamente para el sector de la traumatología, ortopedia y neurocirugía veterinaria, BETA Implants.

Los jóvenes emprendedores compraron maquinaria y se instalaron en un garaje de Ourense para darle forma a lo que hoy es una compañía con 30 empleados, un millón y medio de facturación y unas nuevas instalaciones en marcha.

Tras una primer periodo de diseño y desarrollo de productos, varios premios y mucho trabajo, en 2016 llegó el momento de la adquisición de una nave propia en Salvaterra do Miño (Pontevedra), maquinaria específica para la fabricación de implantes y la contratación de la primera persona.

Los siguientes ejercicios contaron con un importante crecimiento y otros tantos premios que avalaron la labor técnica y empresarial de esta compañía gallega, un proyecto que ha despuntado y que ya brilla en aspectos económicos, humanos y de sostenibilidad.

Con 30 empleados y la venta y exportación a diversos mercados internacionales, Beta Implans ha encontrado en el I+D+i el factor dinamizador de la competitividad frente a grandes multinacionales del sector. Hoy, la compañía vende sus productos en España, Portugal, Reino Unido, Francia, Italia, EEUU, Dubai, Kuwait y Angola (orden por volumen de ventas), y afronta la penetración en nuevos mercados en un corto periodo de tiempo.

«La formación de un departamento propio de I+D supuso un importante reto, debido a que se implantó en plena pandemia y supuso una reestructuración interna de la empresa, así como la articulación de un nuevo proceder en el día a día, y convirtiendo el I+D+i en el corazón de BETA», cuenta su directora general, Bibiana Rodiño.

Una «mini urbe» sostenible

Ante el enorme crecimiento de la compañía en los últimos años, sus planes de futuro son muchos y muy ambiciosos. La compañía prevé la apertura de nuevos mercados internacionales, como Tailandia y Latinoamérica o la construcción de una nave en el parque empresarial de la Plisan (Salvaterra), unas instalaciones altamente tecnológicas basadas en la digitalización industrial que albergarán maquinaria y tecnología puntera.

Con esta nueva sede, la compañía prevé pasar de 1,5 millones a 10 de facturación y de 30 a 200 empleados en 10 años. «Tecnológica, innovadora, referente internacional y socialmente responsable son los pilares sobre los que se asienta BETA Implants y así es también la nave que se proyecta en la Plisan», cuenta Bibiana Rodiño.

Las nuevas instalaciones pretenden funcionar como una mini urbe. «Tenemos un compromiso con nuestros empleados y queremos que la gente se sienta como en casa», señala la fundadora. La factoría contará con una zona de conferencias y formación, un área social con sala lactancia y gimnasio con rocódromo; área de I+D y la zona productiva marcada por las nuevas tecnologías.

La planta estará integrada por cuatro volúmenes que forman un recinto cerrado con un jardín central y muchas zonas verdes. «La idea es no tener la percepción de polígono industrial, porque en los espacios verdes la gente también podrá trabajar o tomar un café», apunta Rodiño. Contará también el recinto con parking de bicicletas, enchufes para coches eléctricos y paneles solares, porque se trata de una planta eficiente y sostenible.

La planta que BETA Implants creará en la Plisan contará con 1.200 metros cuadrados construidos y las empresas que colaboran en la construcción son MaM con el arquitecto Pablo Menéndez y Cotpa Ingeniería con Diego Patiño.

Prótesis para humanos, el gran salto
Otro de los grandes retos, ya en marcha, que ha decidido acometer esta joven (aunque sobradamente preparada) compañía, es dar el salto y conseguir la certificación como fabricantes de productos sanitarios para humanos. Una meta que supondrá también un incremento importante de su negocio.

En la actualidad, y en el ámbito veterinario, BETA Implans fabrica más de 6.000 implantes al año, entre los que se incluyen más de 1.000 implantes a medida. Además, realizan más de 4.000 estudios biomecánicos y 30.000 tornillos quirúrgicos.

Labor social en la pandemia
Cuando se inició la crisis sanitaria, BETA Implants fue una de esas compañías que no dudó en dar una vuelta de tuerca a su quehacer diario para adaptar sus máquinas a las necesidades médicas del momento. «Al ver que los sanitarios necesitaban ayuda decidimos aportar nuestro gratino de arena, nuestros ingenieros diseñaron unas pantallas que pudiesen ser cómodas para llevar todo el día, lavables y con recambios fácilmente sustituibles, y pusimos nuestras impresoras 3D a trabajar día y noche. Fabricamos 500 pantallas para poder donar pantallas a hospitales, centros de salud y residencias de ancianos, nos llegaron solicitudes de toda España», cuenta Rodiño a este diario.

Puesto que a día de hoy la situación del suministro de EPIS a los sanitarios está atendida ya no les llegan solicitudes y no están fabricando este tipo de materiales. «Por supuesto, estamos abiertos a colaborar ante cualquier necesidad que pueda surgir, creemos que nuestros sanitarios lo merecen, por todo lo que hacen por nosotros», añade la emprendedora gallega.

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